viernes, 26 de diciembre de 2008

Carta de Amor y Navida´

Ya que estamos viviendo las fiestas, compartiré aquí extractos de una carta que Norberto Urnandez le envió a en ese momento su enamorada La Marta para la navidad.

Mí estimada La Marta:

En estos días de felicida´ y reencuentro familiar, quiero, si bien no exagerar hacer llegar a usted este pañuelo (Adjunto en sobre) con fluido´ nasales de un servidor pa´ que me tenga presente a la lejanía.
Espero que Uste´ lo pase lindo y no se empache comiendo Helado yo por lo pronto solo tomo guisky con el Wilson y jugamo´a las carta´ con la Asupmta que esta embarazada (Pues aun no sabemos de quien, si es mió o del Wilson). Quisera yo pasar este momento con uste, pero mas no sabe, no tengo ni plata pa´ tomarme el bondi correspondiente ya que use mis últimos Do´ Peso´ para un tetra.
Sin mas que decirle, me despido ofreciéndole una sana navidad y un prospero eh, bueno, esa fiesta que le sigue a la navidad.


Con Amor Su Tito Urnandez.
4 de Julio de 1931.


jueves, 4 de diciembre de 2008

De Como los Urnandez Llegaron a la Gran Ciudad.


Diciembre de 1921, Julio Urnandez recien llegado a la Argentina, mas precisamente el puerto de Lugano. Junto a el su señora Filomena, quien lleva de su manita a Betuza, y arropado en los brazos de Julio esta el pequeño Norberto, ese gurrumin tan adorable que algún día seria héroe de la humanidad toda, incluso de los chinos.
Esto fue minutos antes de que Julio se encontrara con el ya famoso perrito negro y chiquito quien le daría designios nobles de vida.

Dicen las leyendas que el muchacho apoyado en una baranda ahí atrás era Martín "43 Cm" Sagarrazeta que le estaba relojeando el toor a Filomena, pero eso incluso el día de hoy es un mito urbano sin resolver.


martes, 2 de diciembre de 2008

La Historia de los Urnandez III

Corría Julio de 1922, y Julio Urnandez tomaba unos terere de zapallo en el hall de su pequeño rancho de Lugano, hasta que la calma fue acabada (No hagan referencias sexuales por favor) por un violento piedrazo aventado desde el rancho contiguo.

Justamente, vino del antigua residencia de los Sagarrazeta, quienes se habian mudado a Saavedra, se dejo ver la cara de un niño pelirrojo “El Brian” y julio lo increpo.

-Gurrimin, la concha de tu madre! Deja de tirar cascotes!!!!-

A lo cual el Brian le respondio.

-Chupamelahhhh Viejohhhh Putohhhh.!-

Y continuo con los imbatibles cascotazos al rancho de los Urnandez y mas aun a la persona de Julio que se refugio detrás de un tacho de residuos reciclables, de esos que te deja Macri para jugar limpio. Y lo llamo a su joven hijo Norberto.

-Epa!, que e´ lo que quiere padre?-

-Anda y cagalo bien a trompadas al Brian.-

Norberto agarro una gallina y se abalanzo hacia su contendiente, quien logro asustarlo con una lluvia de piedras y el Norber salio cagando leches.

Así pasaron las horas, y Julio llamo a los Bomberos, a la Guarda Nacional y a los Putos Peronistas, pero nadie pudo con la habilidad cascoteadota del pequeño Brian.
Quien seguia gritando vulgarmente:

-Urnandez!!! Chupamelaaaahhhh Viejoooohhhh Putoooooohhhh!!!-

El cura Jacinto Pichimaguido, que había tratado de subsanar la situación, y recibió un cascote en el plexo solar dijo.

-Estos que tiran piedras, son los putos de Saavedra.-


Y Allí hijos míos, nació esa renombrada frase hoy en día, generadora de cánticos futboleros.